Henry Pacheco
“Ucrania debe recibir asistencia moral, política y financiera”,
Al margen de esa ayuda moral, que difícilmente va a tener relevancia en el campo de batalla o en la situación de la población civil, son los aspectos políticos y financieros los que la Unión Europea trata estos días. Lo hace contrarreloj, consciente de que Kiev se encuentra en un momento vulnerable ante la incertidumbre sobre cuándo podrán aprobarse los grandes paquetes de fondos para el mantenimiento del ejército y del Estado sin que el país que hace diez años hizo la revolución en la “Plaza de la Independencia” no podría sobrevivir.
Ayer, el Consejo de Europa trató la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania a la Unión Europea pese a ser evidente que no cumple las condiciones que se ha exigido a otros Estados en el pasado. Aun así, la decisión siempre estuvo clara.
“Hoy es un día especial. Este día pasará a la historia”, afirmó Zelensky antes incluso de que se confirmara que la UE abrirá finalmente negociaciones para la adhesión de Ucrania y Moldavia (el sueño se mantiene ya que no se concreta). El intento de Ucrania de presentarse, como el centro en el que actualmente se escribe la Historia es una de las bases de la narrativa ucraniana desde hace tiempo, más aún desde que la evidencia del fracaso de la contraofensiva de Zaporozhie ha sido imposible de negar. Las dificultades se han acumulado para Zelensky tanto en el frente militar como el político y económico y pese a carecer de éxitos resaltables, el presidente ucraniano quiso realizar un discurso triunfalista con el que jactarse de grandes victorias.
“Europa mantuvo su unidad. Europa no dejó que su pueblo se viera arrastrado a ninguna de las crisis. Todos se dieron cuenta de que no es momento de medias tintas ni de vacilaciones. Estoy muy agradecido: Europa ha tomado decisiones firmes y las ha aplicado con eficacia. Estoy agradecido por esa fortaleza de Europa. Y es muy importante que Europa no vuelva a caer hoy en la indecisión. Nadie quiere que Europa sea vista como indigna de confianza. O como incapaz de tomar decisiones que ella misma preparó”, afirmó Zelensky sabiendo que quien manda en occidente es U.S.A. Teniendo en cuenta las expectativas que el Gobierno ucraniano había creado para 2023, el logro de no haber roto la unidad parece escaso incluso a pesar de haber obtenido finalmente lo que Zelensky exigía y no logró, el proceso de adhesión a la unión europea y que puede demorarse durante años.
En realidad, el discurso de Zelensky mantuvo un tono de advertencia velada a sus socios europeos, a los que exige, aunque sin decirlo explícitamente, la apertura de negociaciones de adhesión “tal y como se prometió”. “Estos días me he comunicado con muchos de vosotros. Estamos hablando de una decisión prometida. Y no he oído ningún argumento en contra de por qué no debemos aplicar el plan acordado por toda Europa. El año pasado, Ucrania recibió recomendaciones claras sobre cómo avanzar. Hemos aprobado las leyes clave. Todos ustedes -y subrayo: todos lo saben bien que cumplimos todas nuestras obligaciones”, afirmó el presidente ucraniano. Teniendo en cuenta las formas y la sensación de contar con el derecho natural a formar parte de la UE de forma inmediata, es de esperar que los mismos argumentos que Ucrania ha utilizado hasta ahora para exigir el inicio de las negociaciones se transforme ahora en el discurso que exija, no ya rapidez, sino inmediatez en el acceso.
Ucrania considera que ha cumplido con las recomendaciones de Bruselas, por lo que se ha ganado el derecho al acceso rápido y completo a la UE. Poco importan en Kiev las reticencias de los países miembros. El objetivo es lograr un calendario de acceso a la Unión Europea, visto en Ucrania como una garantía de que el país no será abandonado a su suerte. En otras palabras, Zelensky busca comprometer a Bruselas a mantener al país dure lo que dure la guerra y sea cual sea el resultado. De ahí que todo retraso de la apertura de negociaciones de adhesión a Europa, como habitualmente repite el presidente ucraniano confundiendo el continente con el bloque político, sea considerado prácticamente una derrota. Así quiso hacérselo saber a los líderes de los países de la UE, a los que presentó el retraso como un regalo a Vladimir Putin. Zelensky repite así el mismo mensaje transmitido en Estados Unidos hace unos días. En ese caso, eso sí, el regalo de Navidad a Vladimir Putin era no aprobar antes de finalizar el año los nuevos fondos para Ucrania que solicita Joe Biden.
“La gente en Europa no verá ningún beneficio si Moscú recibe un pase de Bruselas en forma de negatividad hacia Ucrania. Putin seguramente lo utilizará contra vosotros personalmente, y contra toda Europa. No le concedan esta primera, y única, victoria del año.”, advirtió Volodymyr Zelensky llamando a las autoridades de la Unión Europea a votar correctamente, siempre en favor de Ucrania. Es curioso el uso del término victoria, no solo porque los éxitos de Ucrania en estos momentos se limitan, por ejemplo, a la captura de una colina en las afueras de Gorlovka. Desde Estados Unidos, Zelensky celebró emocionado que la bandera ucraniana ondeaba allí por primera vez en años. Ya entonces se advertía de la irrelevancia de ese mínimo avance, que ya ha sido revertido. Ayer, Strana mostraba la imagen de soldados rusos en el lugar, con la bandera ucraniana ya caída en el suelo.
Más allá de la definición de victoria, a la hora de valorar éxitos y derrotas de un año es preciso valorar el cambio en la situación con respecto a hace doce meses y, sobre todo, las expectativas creadas para el actual ejercicio. En guerra, la situación militar manda y es ahí donde hay que analizar éxitos y fracasos. Rusia inició el año con la noticia de un ataque ucraniano que costó la vida a decenas de reclutas en la localidad de Makeevka, donde realizaban la instrucción. A lo largo del otoño, las tropas de Moscú habían sufrido dos derrotas importantes en Járkov y Jersón y su fiabilidad había quedado en entredicho. Rusia pasaba rápida y decididamente a una fase defensiva en la que era consciente que debería responder a una contraofensiva ucraniana que ya entonces se anunciaba. Con escasa modestia, a lo largo del primer trimestre del año, las autoridades ucranianas crearon unas expectativas absolutamente irreales sobre la aparentemente inminente derrota de la Federación Rusa en Ucrania. Zelensky puede alegar nuevamente que las tropas rusas no han logrado capturar una sola localidad o defender que la contraofensiva ucraniana no ha sido, después de una inversión de miles de millones de dólares, un completo fracaso. Sin embargo, teniendo en cuenta la solvencia con la que Rusia se ha defendido y el desgaste que ha causado en las tropas ucranianas, que incluso según sus aliados no serán capaces de realizar acciones ofensivas en una temporada, la defensa en sí misma ha de ser considerada una victoria. Es así incluso conociendo que Ucrania busca realizar una nueva ofensiva el próximo año. Rusia es consciente de que Kiev contará, por ejemplo, con aviación occidental. La actuación rusa, notablemente mejorada con respecto al año anterior, ha de ser valorada positivamente, aunque no se perciba a corto plazo un resultado definitivo. Nada en la guerra lo es hasta que se firme un tratado.
Algo similar ocurre en el frente político, donde las promesas de futuro no se materializan hasta que existan los documentos que ratifiquen la decisión final. Aun así, con el inicio de las conversaciones para la adhesión a la Unión Europea, Ucrania obtiene su principal éxito del año con una promesa de futuro decidida hace mucho tiempo y para la que únicamente restaba conocer el momento. El hecho de que Úrsula von der Leyen resalta como gran éxito los avances de Ucrania en materia de libertad de prensa confirma que las exigencias de la UE no eran sino un formalismo para avanzar en una decisión previamente tomada. Aun así, Kiev presentará la decisión como una derrota de Rusia, ignorando que el acuerdo de paz que Kiev rechazó en abril de 2022 contenía un punto según el cual Moscú apoyaría la adhesión de Ucrania a la UE. No era la Unión Europea la que preocupaba a Rusia, sino la OTAN. En cualquier caso, la victoria histórica de Ucrania resultó ser solo parcial. Horas después de que Kiev celebrara la decisión, el veto de Hungría mantuvo el bloqueo de la aprobación del paquete de asistencia financiera valorado en 50.000 millones de euros, una de las bases económicas de la planificación política, económica y militar del Gobierno ucraniano. La concesión tendrá que esperar a enero, lo que añade presión a Estados Unidos para lograr aprobar su propio paquete de 60.000 millones de dólares