
Introducción
La relación entre Rusia y Venezuela ha alcanzado un nuevo hito con la firma de un tratado de asociación estratégica y cooperación, suscrito por los presidentes Vladímir Putin y Nicolás Maduro en Moscú el 7 de mayo de 2025. Este acuerdo, que coincide con el 80 aniversario de las relaciones diplomáticas y las conmemoraciones del Día de la Victoria sobre el nazismo, marca el momento de mayor acercamiento entre ambos países, en un contexto internacional marcado por sanciones occidentales y la búsqueda de un orden multipolar.
Convenios firmados hasta hoy
Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1945, la cooperación entre Moscú y Caracas se ha intensificado especialmente en el siglo XXI, primero bajo el liderazgo de Hugo Chávez y luego con Nicolás Maduro. Los acuerdos previos han abarcado áreas como:
- Compra de armamento y cooperación técnico-militar.
- Proyectos conjuntos en el sector energético, incluyendo petróleo y gas.
- Intercambios en materia de salud, transporte, minería, farmacéutica y logística.
El tratado firmado en 2025 eleva la relación al nivel de “asociación estratégica”, con una vigencia inicial de diez años, renovable automáticamente cada cinco años. Este instrumento consolida y amplía la cooperación bilateral en sectores clave:
- Energía: creación de empresas mixtas para la extracción de crudo y gas.
- Defensa: expansión del intercambio de tecnología militar y proyectos conjuntos.
- Finanzas: impulso a un sistema financiero independiente del dólar estadounidense.
- Transporte y logística: desarrollo de mecanismos resistentes a sanciones externas.
- Ciencia y tecnología: instalación de una estación terrestre del sistema de navegación ruso GLONASS en Venezuela.
- Compromisos en la lucha contra el terrorismo, el extremismo y la falsificación de la historia.
Entorno geopolítico e implicaciones de la relación
El acercamiento entre Rusia y Venezuela responde a la reconfiguración del tablero internacional tras la guerra en Ucrania y el endurecimiento de las sanciones occidentales contra ambos países. Moscú busca fortalecer alianzas con naciones que comparten una visión crítica del “Occidente colectivo” y que favorecen la multipolaridad, como China, Irán, Corea del Norte y ahora Venezuela.
Para Rusia, Venezuela representa un socio estratégico en América Latina, una región donde busca contrarrestar la influencia de Estados Unidos y la Unión Europea. La cooperación bilateral permite a Moscú proyectar poder en el hemisferio occidental y diversificar sus alianzas globales.
Para Venezuela, el respaldo ruso es esencial para sortear el aislamiento internacional y las restricciones económicas impuestas por Washington y Bruselas. El acuerdo refuerza la capacidad del país sudamericano para acceder a tecnología, financiamiento y mercados alternativos, además de fortalecer su aparato de defensa.
Ambos gobiernos han destacado que su alianza se basa en el respeto a la soberanía, la no injerencia y la defensa de un orden internacional más equilibrado. Esta sintonía se refleja en foros multilaterales como la OPEP+ y el Consejo de Seguridad de la ONU, donde han coordinado posiciones.
Perspectivas geoeconómicas para Venezuela
El tratado de asociación estratégica abre nuevas oportunidades para la economía venezolana:
- Energía: La creación de empresas mixtas y el acceso a tecnología rusa pueden dinamizar la producción petrolera y gasífera, clave para la recuperación económica del país
- Finanzas: El desarrollo de un sistema independiente del dólar podría facilitar transacciones internacionales y reducir la vulnerabilidad ante sanciones financieras
- Industria y tecnología: La cooperación en minería, farmacéutica, transporte y comunicaciones puede diversificar la matriz productiva venezolana y fomentar la transferencia tecnológica.
- Proyección internacional: El respaldo ruso a la aspiración venezolana de integrar el grupo BRICS refuerza la inserción de Caracas en nuevas dinámicas geopolíticas y económicas.
En síntesis, la alianza con Rusia constituye una herramienta estratégica para la transformación económica y la inserción de Venezuela en un orden internacional en transición.
La relación Rusia-Venezuela, fortalecida por el nuevo tratado, se perfila como una de las alianzas más sólidas y multidimensionales de América Latina, con profundas implicaciones geopolíticas y económicas para la región y el sistema internacional